Actividad/Examen de informática
La era Muromachi (室町時代 Muromachi-jidai, conocido también como período Muromachi, era Ashikaga o período Ashikaga) es un período de la historia japonesa que comienza en 1336, con el fracaso de la Restauración Kenmu y la toma del poder de parte del samurái Ashikaga Takauji, quien estableció el segundo shogunato en la historia japonesa en 1338: el shogunato Ashikaga, cuyo nombre le fue dado a esta época; y que finaliza en 1573, cuando el decimoquinto y último shōgun, Ashikaga Yoshiaki, fue derrocado por el daimyō Oda Nobunaga, quien buscaba la unificación del país.
A inicios de esta era se desarrolla el proceso de fragmentación del poder en Japón, en donde el shogunato compartía influencia política con los feudos, llamados han, y cuyo poder estaba en manos del daimyō. No obstante, en la segunda mitad de este período se rompió el balance de poder, los shōgun perdieron su influencia y los daimyō se fortalecieron; poco después los daimyō iniciaron una disputa entre clanes, con el fin de aspirar a todo el poder político del país.
El período Nara (奈良時代 Nara-jidai?), dentro de la historia japonesa, abarca los años 710 hasta el 794 y sucedió al período Asuka. Se inicia cuando la Emperatriz Genmei estableció la capital del país en el palacio de Heijō-kyō, en la actual ciudad de Nara. A excepción de cinco años (entre el 740 y 745), cuando la capital se trasladó nuevamente, permaneció como el centro de la civilización japonesa hasta que el emperador Kanmu estableció una nueva capital en Heian-kyō (平安京, actualmente Kioto) en 794 y se iniciaría el período Heian
El período Asuka es el período de la historia japonesa que transcurre entre los años 552 a 710. La llegada del budismo marcó un cambio en la sociedad japonesa y también afectó al gobierno de Yamato.
La historia de Japón (日本の歴史 o 日本史 Nihon no rekishi / Nihonshi?) es la sucesión de hechos acontecidos dentro del archipiélago japonés. Algunos de estos hechos aparecen aislados e influenciados por la naturaleza geográfica de Japón como nación insular, en tanto que otra serie de hechos, obedece a influencias foráneas como en el caso del Imperio chino, el cual definió su idioma, su escritura y, también, su cultura política. Asimismo, otra de las influencias foráneas fue la de origen occidental, lo que convirtió al país en una nación industrial, ejerciendo con ello una esfera de influencia y una expansión territorial sobre el área del Pacífico. No obstante, dicho expansionismo se detuvo tras la Segunda Guerra Mundial y el país se posicionó en un esquema de nación industrial con vínculos a su tradición cultural.